Señora: Disculpe jóven, ¿sería tan amable de decirme la hora?
Ana: Sí, son las tres y media.
Señora: ¡¿Tres y media?!, es imposible, no puede ser....hagame el favor y fíjese de vuelta.
Ana: Ah! tiene razón, son las tres y veinte, esta mañana lo adelanté para no llegar tarde. Disculpe.
Señora: Esta bien tesoro.
A los diez minutos la señora murió de un paro cardíaco en la esquina de Coronel Díaz y Paraguay.
Música de Expedientes X
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