miércoles, abril 23, 2008

Al sentir el golpecito en el hombro se dio vuelta y vio a Alberto.
- ¡Alberto! ¡¿cómo estás tanto tiempo?!.
- ¡Bien, todo en orden!, ¡mil años sin verte!.
- Es cierto che, ¿cuánto pasó? ¿uno? ¿dos años?.
- Yh.. desde el partido en Berazategui creo.
- Uhh, ¡fue hace un montón!, decime, ¿qué te trae por acá?.
- Tengo unos hongos en la ingle que me están matando, no tenés idea de lo mucho que me pican.
- Que feo eso.
- No te imaginás... ¿y a vos? ¿que te aqueja?.
- La hemorroides de vuelta.
- Sssss, fulero.


Una farmacia puede ser el lugar más incómodo para encontrarse a alguien conocido.

viernes, abril 18, 2008

No tengo dudas. Esto del humo es obra de los encargados de edificios para tener un nuevo tema de conversación.

Cosas que me divierte ver mientras viajo en transporte público

* Las personas que mueven los labios mientras leen para si.
* Las personas que se valen de sus dedos para hacer cálculos mentales (esto me divierte hacerlo a mi también).
* Y buen, las que cantan y/o bailan las canciones que escuchan en su mp3 me encantan.

lunes, abril 14, 2008

Rivotril

- ¡Oh Dios mio! ¿¿me transformaré en hipopótamo??.
- No señor Gutierrez, no se transformará en hipopótamo.
- Sí, lo sé, y ¡usted también lo sabe!, ¡miente!, ¡mire! ¡mis manos dedos se están poniendo de color morado!
- Es debido a la tinta de su lapicera.
- Ah... entonces tiene que ser hipo, ¡Dios mio! ¡pasaré el resto de mis días con hipo! ¡mi mujer no me tolerará y me pedirá el divorcio!, ¡¡puedo sentir mi diafragma rebelandose!!
- ¡Señor Gutierrez! ¡basta de una vez por favor! ¡ni mutante hipopótamo ni una vida de hipo!
- ¿Que fue entonces lo que me diagnosticó doctor?
- Hipocondría señor Gutierrez, hipocondría.

lunes, abril 07, 2008

Actimel

Tendría entre 40 y 50 años. Pelo oscuro y corto, cruzaba apurado la esquina de Corrientes y Talcahuano. Cada vez se acercaba más a la mesa de la cafetería en donde yo estaba sentado. Cuando se encontraba a unos metros de mi pude ver que tenía bigote y anteojos redondos. Es él, pensé, tiene que ser, ¿quién más si no?. Me levanté de la silla y caminé hacia él con la intención de saludarlo. Cruzamos miradas mientras le estiraba la mano. Me miró raro y me di cuenta; él no era el hombre de los avisos publicitarios.
Volví a mi silla. Hoy casi vi a Pancho Ibañez.
Wow, hace unos días quise recordar mi edad y dudé.